Ana Milena Jaimes recibió su grado, en junio de 2007, de economista de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Medellín y no sabe en qué va a trabajar. Según ella, “salen muchos economistas y es muy difícil enfrentarse a la competencia del mercado laboral”.
Mientras tanto, Luisa Fernanda Peláez, estudiante de noveno semestre de la Facultad de Sicología de la Fundación Universitaria Luis Amigó, Funlam, piensa que “el buen desempeño que se haya tenido en las prácticas profesionales y las buenas recomendaciones en las hojas de vida, son factores que influyen para tener una buena expectativa frente al futuro laboral”. Sin embargo, expresa que “le da miedo que su perfil profesional no sea pertinente frente a la oferta requerida en la ciudad”.
Panorama de subempleo
En relación con este tema, Ana Teresa Vélez, coordinadora del programa de Empleo para Jóvenes de la Escuela Nacional Sindical (ENS), indica que “no hay una oferta amplia para recibir a todos los jóvenes que se están formando y ante esa situación se genera el subempleo el cual se visualiza cuando un joven que se formó para cierto trabajo tiene que hacerlo menos horas de las que podría o en un empleo que no cumpla con el perfil para el que él esté formado; así podemos ver, por ejemplo, a un joven que estudió contabilidad haciendo asuntos de auxiliar”.
Lo anterior se puede representar en un estudio del Departamento de Administrativo Nacional de Estadística (DANE), a través de la Encuesta de Hogares del año 2006 respecto a los indicadores del mercado laboral.
De acuerdo con el documento, la población no ocupada aumentó en 299 mil personas (1,7 por ciento) y la de población subempleada en 134 mil personas (2,4%). La población inactiva aumentó, en este mismo período, en 304 mil personas (2,2%) y la desocupada en 75 mil personas (2,8%).
La reforma y el trabajo
De igual forma, un estudio realizado por la Universidad Externado de Colombia, a través de su Observatorio del Mercado de Trabajo y la Seguridad Social, sobre los mitos y realidades de la Reforma Laboral Colombiana (Ley 789 de 2002), expresa que al reducir los costos laborales de las empresas, debe haber estimulado el enganche de nueva mano de obra asalariada en el sector formal
A pesar de ello, no se tiene la certeza de que esta relación de carácter positivo pueda haberse transformado en las cuantiosas ganancias ocupacionales estimadas por el Gobierno, que ascienden a más de 600 mil nuevos empleos en cuatro años.
Es más, el efecto sobre el empleo nacional puede no coincidir con el impacto sobre el sólo empleo asalariado. Esto porque la reforma laboral provoca cambios en los precios relativos de la mano de obra y en las tasas de contratación y despido del personal de las empresas que, para grupos de la fuerza de trabajo diferentes a los asalariados formales no tienen la misma intensidad a lo largo del ciclo económico.
Mano de obra calificada
Sin embargo, y al referirse a las expectativas frente al mercado laboral en Medellín, Remberto Renald, profesor de las Facultades de Administración de Empresas y Economía, de la Universidad de Antioquia, afirmó que “la parte más dinámica de empleo está sobre la mano de obra calificada, entendiéndola como educación universitaria completa o educación tecnológica, lo que muestran las cifras nacionales, y esa variable no fluctúa para Medellín, es que la demanda por este tipo de mano de obra ha sido dinámica desde los años 90 y en la década actual se ha mantenido”.
De igual forma, Jorge Alonso Sierra, el coordinador del Centro de Prácticas de la Facultad de Comunicación Social de la Funlam, es positivo frente al futuro profesional de los universitarios, sobre todo, dice, si se aprovechan los énfasis de los programas académicos puesto que los estudiantes se posicionan en el medio y cualifican más su perfil.
Por su parte, Jorge García, director del programa de egresados de la misma universidad, considera que las promociones empresariales que realicen las instituciones educativas de formación superior son una buena estrategia para afianzar la oferta laboral de los futuros profesionales y además, que la confianza en un buen proceso formativo ayuda a que las expectativas laborales para los estudiantes que se encuentren prontos a egresar, sean más favorables.
Autor: Revista sextante - Fumlan